viernes, 13 de febrero de 2009

Periodismo y literatura


Ver artículo: http://www.lainsignia.org/2007/agosto/dial_006.htm


Umbral explica la manera de nacer espontánea de un género como el periodismo, en base a una doble finalidad (informativa y crítica) en una España que también empieza a ser dual (agraria y cosmopolita) en cierto grado. El periodismo literario, dirá Umbral, frente al puramente descriptivo, anticipa la foto. Es decir, dirige la mirada hacia unos parámetros que el autor cree conveniente.


A través de un repaso de los hitos, nos muestra en su discurso Umbral la manera en que Quevedo, Larra y la generación del 98 pusieron sus letras al servicio de la primero incipiente, después asentada, corriente diaria de informaciones y opiniones, convirtiéndole en base y diana de un escribir actual, libre, directo y en origen cuidado tanto en formas como en contenidos. Es conveniente recordar que en este origen "sui referencial" el periodismo se desenvuelve, mediante y gracias a, estas premisas. Es más, sugiere Umbral que es difícil que se hubiera originado y desarrollado de otra distinta forma.


Sobre la base Orteguiana de abarcar el mundo a partir del pensamiento, que Umbral propone como esencia filológica del periodismo, se mueve don Francisco precisamente a la hora de hacer partícipe al lector de informaciones más allá de lo explícito, de dibujar en sus horizontes algo que incluso el autor pudiera ignorar. De darle, en definitiva el carácter perenne que conlleva la cristalización de una idea.


La circulación pragmática del discurso periodístico es doble: por un lado existe un flujo autor-sociedad. Por otro existe una circulación retroactiva a varios niveles para el propio autor. El formato condiciona, la recepción se va diversificando, y el género periodístico crece a medida que la pluralidad se va asentando como forma de entender la sociedad. Habría sido difícil que no hubiera surgido el género periodístico a medida que la sociedad avanzaba.


Desde la agudeza de Quevedo, que mantenía cohesionados los distintos estamentos generando esa inquietud/aviso, pasando por Larra y su denuncia colorida y personificada de las costumbres y malas costumbres, llegamos a la generación del 98 en la que la necesidad económica es un impulso primario de la escritura periodística, pero en la que también surge un conato de atención hacia la diversidad ya existente. La discusión sobre el tema actual adquiere un vuelo más amplio, y más amplia es su difusión.


Y esto a su vez, amplía la descendencia del género. La greguería y la glosa incidirán nuevamente en la necesidad de dirigir la mirada, de poner a buen recaudo la dignidad del pueblo. Salvar en cierto grado,como dijo D´Ors, su filosofía y su humor.


Porque no hay que olvidar que sin el pueblo no se entiende el periodismo. Y éste se convierte en mediador de políticas e ideologías, en gozne del partidismo y de la opinión sugerida.

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